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  • Foto del escritorDakila News

Cocaína encontrada en tiburones: una advertencia sobre la contaminación del océano

Contaminación marina y tráfico de drogas: investigando la contaminación en tiburones

 

Alrededor de 269 millones de personas en el mundo consumen drogas anualmente. Un punto biológico básico que muchas veces se pasa por alto es que todo lo que entra al cuerpo debe salir. Las alcantarillas están llenas de drogas excretadas por el cuerpo humano, con componentes químicos fragmentados que tienen efectos similares a los de las drogas mismas.


Los resultados de un estudio reciente sorprendieron a los biólogos que investigaban los efectos de la contaminación marina en la vida silvestre costera. Centrándose en los tiburones brasileños (Rhizoprionodon lalandii), también conocido como mielga, los investigadores analizaron 13 ejemplares capturados entre septiembre de 2021 y agosto de 2023 en las aguas de la playa Recreio dos Bandeirantes, en Río de Janeiro.



Estos pequeños tiburones, que miden entre 46 y 73 centímetros de largo, fueron capturados sin querer por pescadores locales. El estudio reveló algo alarmante: todos los tiburones analizados presentaban trazas significativas de cocaína y su metabolito, la benzoilecgonina, en sus tejidos musculares y hepáticos. Además, todas las hembras analizadas estaban preñadas, lo que genera preocupación sobre los posibles efectos de la exposición a la cocaína en los fetos de estos animales.


El descubrimiento intrigó a los científicos, que observaron niveles de cocaína tres veces superiores a los de benzoilecgonina, sugiriendo que la droga no había sido metabolizada antes de ingresar al medio marino. Esta es la primera vez que se detecta la presencia de cocaína en tiburones, con concentraciones aproximadamente cien veces superiores a las encontradas en otros animales marinos estudiados.


Estos animales se consideran buenos indicadores de la calidad del medio ambiente y suelen utilizarse en estudios que evalúan la presencia de contaminantes en el océano. Los estudios destacan la presencia de varias barreras que dificultan la incorporación de este fármaco a los tejidos de los tiburones. "Para que el fármaco llegue al animal, es necesario que haya un gran volumen circulando en el ambiente", afirmó el científico.


Por tanto, los tiburones pueden absorber la cocaína directamente a través de sus branquias o consumiendo presas más pequeñas que contengan la sustancia. Según los autores del estudio, esta bioacumulación a lo largo de la cadena alimentaria puede explicar por qué los tiburones tenían niveles más altos de cocaína que otros organismos acuáticos previamente probados.



Los autores de la investigación consideran "probables" los efectos negativos de la cocaína en los tiburones, basándose en estudios previos que mostraron daños en el pez cebra y los mejillones expuestos a la droga. Las investigaciones han revelado que la cocaína puede afectar la visión y la capacidad de caza de los peces, además de afectar la formación de huevos y la producción de hormonas esteroides en las anguilas, lo que da como resultado una menor tasa de maduración de los huevos.


Estudios realizados en la República Checa, publicados en el Journal of Experimental Biology, analizaron la exposición de la trucha marrón a la metanfetamina y encontraron cambios en la química cerebral del pez similares a los observados en casos de adicción en humanos. Esta adicción puede llevar a una pérdida de interés en actividades esenciales como la alimentación y la reproducción, impactando la supervivencia de los peces. Aunque hay pruebas, todavía se desconocen en gran medida los efectos más amplios de estos fármacos en los ecosistemas marinos.

 

Aunque la cantidad de cocaína identificada en los tiburones es de millonésimas de gramos, mucho menor que la que ingieren los usuarios de la droga, “no podemos decir si la salud humana se verá afectada, pero los resultados sirven como advertencia sobre lo que estamos arrojando”, los mares y de qué nos alimentamos”, dijo Enrico Mendes Saggioro, líder del grupo que encontró las drogas en los tiburones.


La investigadora Rachel Davis también afirma que la droga puede ingresar al cuerpo humano a través del consumo común de tiburón cazón como alimento en Brasil. El consumo de cazón –nombre popular con el que se vende la carne de varias especies de tiburones– es popular en diferentes regiones de Brasil.


El estudio de Saggioro tiene un tamaño de muestra pequeño, lo que no permite extrapolar las conclusiones a otros animales. Dado que los científicos tampoco recolectaron muestras de agua del sitio de captura, el equipo comprende las limitaciones de sus resultados y decidió publicar de inmediato los resultados inéditos. Por lo tanto, están realizando nuevos estudios para comprender mejor estos hallazgos, probando otras especies marinas y analizando muestras de agua para pintar un panorama más completo de la contaminación por cocaína y otros contaminantes en toda la cuenca del río, Río de Janeiro.



La detección de cocaína en tiburones, que llamó la atención del público, es una señal de que estos y otros peces posiblemente estén contaminados por contaminantes vertidos diariamente a los mares. Además de la cocaína, ya se han identificado en organismos marinos otras drogas ilícitas, medicamentos, hormonas, microplásticos, metales pesados ​​y diversos compuestos. "Estamos enfermando los océanos", afirmó Saggioro.


A pesar de todo el revuelo por la gran cantidad de cocaína y otros contaminantes en el agua, la contaminación por aguas residuales no es la única hipótesis en este caso. Los investigadores barajan la posibilidad de que los tiburones hayan ingerido fracciones de paquetes de cocaína destinados al tráfico internacional.


La Unidad Especial de Policía Marítima (Nepom) de la Policía Federal de Río de Janeiro apoya esta tesis, destacando que el Recreio dos Bandeirantes está cerca del puerto de Itaguaí, utilizado para enviar drogas a Europa.


En el tráfico marítimo, la cocaína suele estar envasada en material impermeable y escondida en compartimentos sumergidos en los barcos. Por eso, la policía cree que pudo haberse soltado un cargamento contaminando el pescado, lo que explicaría la elevada cantidad de cocaína encontrada en los tiburones.


Otra contaminación en ambientes acuáticos

Un artículo publicado en la revista Nature Sustainability advierte además sobre una creciente amenaza a la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y la salud pública, debido a la contaminación generalizada de los ecosistemas marinos con ingredientes farmacéuticos activos. Este tipo de contaminación, que implica residuos farmacéuticos legales e ilegales, ha sido poco estudiada en relación con la vida silvestre en océanos, ríos y lagos.


Los científicos ya han detectado rastros de cocaína y otras drogas ilegales en animales marinos cerca de grandes ciudades como Londres y frente a la costa de Florida. En 2019, investigadores del Reino Unido encontraron cocaína en camarones de agua dulce en los 15 ríos donde tomaron muestras, detectando drogas ilícitas con más frecuencia que algunos productos farmacéuticos comunes.


La contaminación ambiental por estas sustancias químicas puede ocurrir de varias maneras, incluido el tratamiento inadecuado durante la producción de drogas y el consumo humano. Cuando una persona toma un medicamento, no todo el compuesto es descompuesto por el cuerpo y parte de él termina excretándose en el alcantarillado.



A menudo, enormes cantidades de aguas residuales ingresan a los ríos y aguas costeras sin un tratamiento adecuado y, una vez en el medio ambiente, estas drogas y sus subproductos pueden afectar la vida silvestre. Este escenario alarmante resalta la necesidad urgente de más investigación y acción para mitigar los impactos de la contaminación farmacéutica en los ecosistemas acuáticos.

 

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